«Nunca he utilizado material comprometido para extorsionar a nadie. ¡Jamás!»
Eduardo Sánchez Junco fue, hasta su fallecimiento en 2010, el propietario y director de uno de los mayores negocios editoriales del mundo, la revista ¡Hola!, presente en más de 90 países. Por sus manos pasaron las exclusivas más caras y deseadas del corazón. Sin embargo, él no concedía entrevistas ni posaba. Con motivo de la concesión del premio Luca de Tena por su labor periodística, hizo una excepción. Ahora que se cumplen 80 años del nacimiento de ¡Hola!, recuperamos aquella histórica entrevista.
Se levanta todos los días a las 7.30 de la mañana en el segundo piso de un edificio noble de una elegante zona de Madrid. Ve el primer informativo en televisión, desayuna y lee la prensa con calma. Entra a trabajar a las 9.30, pero su despacho no está lejos: tres plantas más arriba. El resto de su empresa se distribuye en las ocho restantes, que alternan, literalmente, con los pisos de sus tres hijos y de su madre, quienes también trabajan allí.
Por eso, no es difícil que en el ascensor se confundan las maquetas de la revista con los juguetes de sus 12 nietos (el 13 está en camino). Sin duda, ¡Hola! es el más familiar de los negocios familiares. Desde que lo crearon, en 1944, Antonio Sánchez y Mercedes Junco, sus padres, no ha faltado ni una sola semana a su cita con los lectores. Eduardo Sánchez Junco, de 66 años, recibirá el próximo mes de julio el Premio Luca de Tena en reconocimiento a su larga y destacada labor periodística. El galardón lo valora y aprecia especialmente por «lo feliz que hará a mi padre, gran lector del ABC», fallecido en 1984. Bajo un retrato de su progenitor comienza la conversación. Sánchez Junco saluda, se mueve, gestiona, ordena: modestia en las palabras, seguridad en la mirada, determinación en el gesto y satisfacción en la sonrisa. Se sienta: «A ver qué te puedo contar yo que le interese a alguien…».
XLSemanal. Podría empezar por descubrirnos la fórmula de ¡Hola!, esa que hace que su publicación tenga tanto éxito y desde hace tanto tiempo que ya sólo es equiparable a la fórmula de la Coca-Cola…
Eduardo Sánchez Junco. A mí me parece que es algo tan simple como el acierto informativo. Hemos sido capaces de trasladar a la revista temas que interesan al lector. Ahora bien, todo ello está planeado con una determinada filosofía. La publicación trata temas de interés humano, pero no hacemos periodismo de opinión, no hacemos juicios de valor sobre la actitud de las personas.
XL. ¿Es cierto que ustedes no publican ninguna especulación y ni siquiera algo 'probado' a menos que el afectado lo cuente directamente?
E.S.J. Por supuesto. O que el afectado, al menos, lo conozca. Lo que buscamos es entretener, divertir al lector, pero bajo unas normas de buen gusto: no injuriar, no escandalizar, una veracidad radical... Yo no puedo publicar un reportaje que sorprenda a la familia de un famoso en una situación comprometida. Yo pretendo hacer una revista en la que hagamos poco daño a nadie.
Un despacho para tres. En la misma mesa se sentaban él, su hijo (el único que utilizaba ordenador) y su madre. «Esto no es un despacho al uso, es parte de la redacción».
XL. Quizá por eso tienen a tantos famosos dispuestos a salir. Incluso han retirado del mercado material comprometido para alguno y no lo han publicado. Es conocido el caso del topless de Lady Di. Supongo que es parte de su filosofía.
E.S.J. Bueno, tampoco demos la sensación de ser una publicación sometida a los deseos de sus protagonistas. Lo que es verdad lo contamos todo. Si me hablas de Lady Di, tiene una explicación muy clara. Nosotros habíamos salido con la edición de Hello! en Inglaterra con un éxito espectacular. Ella nos había dado más de 40 portadas de éxito. No sólo eso, apoyaba nuestra publicación de forma, incluso, llamativa, como salir de un cine, como si no pasara nada, con Hello! en la mano. Había una relación de afecto y de enorme agradecimiento por nuestra parte. Por lo tanto, cuando aparece el famoso topless yo consideraba que ¡Hola! estaba obligada a corresponder a lo que la princesa nos había dado durante años.
XL. Entiendo que en ese caso fuese agradecimiento, pero habrá otras ocasiones en que ese material pueda ser útil para negociar...
E.S.J. Jamás. ¿Usar ese material como extorsión para decir: «Esto no lo publico, pero me tienes que dar algo a cambio»? ¡Eso no lo podrá decir nadie de ¡Hola!, jamás! ¡Nunca! Lo digo con toda firmeza. Y no quiero darle a esto más importancia de la que tiene. Hay muy poquitas cosas que no se terminen sabiendo.
«Yo no llevo nunca nada encima. Ni móvil ni dinero ni gafas. Y a mi edad creo que voy a seguir así»
XL. ¿Pero existe ese famoso cajón del director de ¡Hola! en el que se guardan grandes exclusivas retiradas del mercado?
E.S.J. Cajón, cajón… llámalo 'cajón', si quieres, pero son más bien unos temas, unas carpetas. De todas formas –y no sé si esto lo debo descubrir–, algunas veces hay más motivos que la propia conveniencia o el interés de un famoso. Puede haber un tema que por el estilo de mi revista no es publicable en ella, pero es importante, es un tema de gran interés, pues eso me lo quedo para que no lo publique otro. Que no somos tan buenos...
XL. Déjeme que le pregunte por un tema especialmente delicado y de actualidad: el divorcio de Lydia Bosch, que, además, es amiga de una de sus hijas. ¿Qué va a hacer en un asunto tan espinoso? Porque se espera lo que diga ¡Hola!...
E.S.J. Y ya verás como lo decimos. Pero éste es un caso único. Mi hija es muy amiga de Lydia Bosch. Es muy excepcional. Pero al final nosotros tenemos casi todas las exclusivas de casi todos los personajes y aquí ocurrirá igual. Cuando haya que decir lo que haya que decir, lo haremos.
El motor de la revista. Con su madre, Doña Mercedes, que falleció en 2019 a los 99 años. Ella siguió trabajando en la revista hasta el último día.
XL. Indudablemente, ustedes tienen más exclusivas que nadie, pero, como sabe, se le reprocha haber impuesto o reforzado el periodismo de talonario frente al de investigación. ¿En qué medida se consigue hoy en día una buena información, una exclusiva, porque se investiga o porque se paga?
E.S.J. Vamos a ver, la información se ha pagado toda la vida. Una agencia de prensa hacía una información y la cobraba. Las revistas no pagábamos directamente al personaje, pero pagábamos a la agencia, al periodista. Lo que ha pasado es que el famoso se dio cuenta de que por lo que le contó a su amigo el periodista le dieron cuatro o cinco millones de pesetas y pidió una parte. Y el personaje empezó a tratar directamente con la revista. Pero las agencias siguen existiendo. Yo las sigo recibiendo todas las mañanas y son parte fundamental del contenido de la revista. Pagar o no no es la cuestión.
XL. ¿Y cuál diría que es la cuestión?
E.S.J. Cuando murió mi padre, que hacía una vida muy apartada, Ansón escribió un artículo. Se titulaba: No tenía ningún enemigo. Fíjate lo bonito que es que del director de una revista llamada 'del corazón' se pueda decir eso el día que muere. No había nadie que hubiera tenido un problema con mi padre y espero que conmigo pase igual.
XL. ¿No tiene usted enemigos?
E.S.J. Yo creo que no.
XL. ¿Puedo preguntarle por Jaime Peñafiel...? [después de 20 años como redactor jefe de ¡Hola! con su padre, cuando él se hizo cargo de la revista, en 1984, Peñafiel se fue –o lo animaron a irse–].
E.S.J. No es un enemigo. Nos hemos dado la mano y ya está. Tuvimos un momento en que no supimos entendernos y se produjo una discrepancia, pero ya llega uno a unas edades en que no te quieres llevar mal con nadie. Yo ya le he dado la mano a todo el mundo. A Peñafiel, que podría ser el ejemplo periodístico más importante de un enfrentamiento con nosotros, yo ahora lo considero un amigo más.
XL. ¿Y no se le ha enfadado ningún famoso?
E.S.J. Enfadarse se te enfadan casi todas las semanas. «Pero cómo me has puesto», «pero si te dije que de ese lado», «que si no me has quitado el brillo»…
«Letizia vende mucho. Y ahora está guapísima. Se lo han hecho muy bien, pero los personajes venden cada vez menos. Funcionan más las bodas»
XL. ¿Quién es el o la que más se queja?
E.S.J. [Risas] No te lo voy a decir.
XL. La baronesa Thyssen seguro que no es. Y mire que le saca brillos…
E.S.J. No, no. La baronesa es muy indiferente a este mundillo. Ella no se queja de nada.
XL. Pues, para ser indiferente, sale bastante... y ni siquiera creo que lo haga por dinero, ¿no?
E.S.J. Lo hace porque quiere. La baronesa y yo tenemos una edad parecida, pasamos nuestra niñez en Barcelona, la conozco desde hace muchísimos años. Ella es, bueno, muy 'nuestra'. Independientemente de que tiene una cantidad de dinero que cobrar ni se plantea. Pero cuando le suceden algunas cosas o tiene un problema familiar elige ¡Hola! porque en el fondo esta publicación es una novela sobre ciertos famosos. Y te aseguro que no es tan difícil de hacer porque hay algunas vidas de famosos que son verdaderamente sorprendentes. A mí no me pasan tantas cosas como a la baronesa. Y no es cuestión de pagar. Pagar, paga todo el mundo. También influye la amistad. En otros casos, las dos cosas; en otros, el prestigio de la revista. Yo no puedo quejarme de las exclusivas que tenemos. Y la exclusiva es trascendental. Hay que luchar por ella como sea.
XL. ¿Es cierto que usted rechaza publicidad, es decir, dinero, para poder dar más contenido, más fotos?
E.S.J. Pues, hombre, no ahora, en medio de la crisis, pero sí, hemos rechazado publicidad muchas veces.
XL. ¿Se dará cuenta de que eso no es muy habitual en un editor, en un propietario?
E.S.J. Bueno, pero es que yo me lo guiso y me lo como. Es decir, yo no tengo que justificarme ante nadie. Y yo a ¡Hola! le doy lo que le tenga que dar. En una revista que lleva 65 años podemos tener una mala semana o un año entero malo, como éste, pero yo una semana tengo que meter 20 páginas más porque hay buen contenido y las meto. Lo hago continuamente.
Todo queda en familia. Eduardo Sánchez Junco siempre trabajó en familia. Y así sigue siendo. Sus tres hijos, Eduardo, Mercedes y Mamen (en la foto con su madre, Carmen Pérez Villota, su padre y su abuela) siguen funcionando de la misma manera. Eduardo Sánchez Pérez es el actual director de la revista.| Juan Cháve.
XL. Me queda claro que, en primer lugar, lo hace porque puede, ¿pero lo hace también porque cree que la calidad se premia?
E.S.J. Yo lo creo y prueba de ello es que estamos donde estamos. Además, yo soy mucho más periodista que empresario. De empresario tengo muy poco.
XL. Líder absoluto y sacando del quiosco a toda la competencia que se atreve a desafiarlo: Paris Match, Gala, hace unas semanas OK!... ¿Qué se siente cuando ve a los rivales caer uno tras otro?
E.S.J. Te voy a ser sincero: no siento nada por eso. He hecho lo que hago siempre. Bueno, no te voy a negar que el año pasado se me ocurrió hacer una campaña –y estoy por decirte que me he arrepentido–. Cuando entra un competidor muy directo, tiendes a plantearte esto con más dureza, pero no muy allá. Y no sé si me parecería bien alegrarme del cierre de otro. Aunque interiormente, quizá, sí es un problema que hemos resuelto...
XL. Hablemos de sus musas. Isabel Preysler es, probablemente, parte de la marca.
E.S.J. Isabel ha estado en momentos muy importantes de ¡Hola! Y tuvo muchas tentaciones de otras empresas muy fuertes y fue siempre leal. Y eso a mí no se me olvida.
XL. ¿Vende tanto Isabel Preysler como dicen?
E.S.J. Sí vende, vende.
«En los noventa perdí la oportunidad de lanzarme al mercado norteamericano. Era una inversión tremenda y me dio miedo»
XL. Y Letizia, ¿vende?
E.S.J. Sí, mucho. Y ahora está guapísima. Se lo han hecho muy bien [la cirugía estética]. Ya está a nivel de Europa. Interesa mucho fuera.
XL. ¿Vende la Princesa de Asturias más que Isabel Preysler?
E.S.J. Bueno, vender por los personajes es cada día más difícil. Aunque el quiosco reacciona con algunos, no lo hace en la misma medida que en la época de oro. Ni el personaje ni la noticia en sí misma, porque a las dos horas de salir, con todos los medios que hay, ya lo sabe todo el mundo. Ahora lo que vende es el acontecimiento: las bodas, las fiestas... Pero, por ejemplo, la reciente portada de la Reina y Letizia mirándose en el espejo funcionó muy bien.
XL. Y, además de Letizia, ¿cuáles son sus princesas favoritas?
E.S.J. Rania, sin duda. Pero, ojo, ahora tenemos unas princesas en Europa muy interesantes: Mary Donaldson, Máxima de Holanda y Matilde de Bélgica lo están haciendo muy bien.
XL.¡Hola! es, posiblemente, junto con el Real Madrid y Zara, la marca española más conocida fuera de nuestras fronteras. Tiene trece ediciones internacionales y está en más de noventa países. Motivo de orgullo, imagino…
E.S.J. Sí, bueno, dentro del periodismo hemos tenido una presencia internacional muy llamativa. Pero es que somos los inventores [de la prensa del corazón]. Bueno, mi padre. Yo me lo encontré todo hecho. En el 84, cuando él murió, ¡Hola! ya estaba estupendamente. Pero la idea que tuvo mi padre, crear una revista que fuese ‘la espuma de la vida’, no porque la información no tuviese peso, sino en el sentido de lo divertido, lo ameno... eso es un producto español.
XL. ¿Y el mercado americano es su asignatura pendiente?
E.S.J. Sí, ése sí... yo creo que perdí la oportunidad en un momento muy bueno, hacia el año 95 o 96, de haberme atrevido. Si hubiésemos aprovechado el momento en que estábamos en la cumbre de aquel nuevo periodismo..., pero hay que tener cuidado porque Estados Unidos es muy grande, salir allí es una inversión tremeda y a mí me dio mucho miedo porque superaba mis posibilidades económicas.
XL. ¿Lo ha descartado?
E.S.J. Yo ya sí, pero los que vienen después que lo hagan... o que hagan lo que les parezca.
XL. ¿Qué opina de las nuevas tecnologías? Hola.com funciona muy bien y parece el futuro, pero también puede ser una amenaza para el papel...
E.S.J. Yo no estoy en Internet. Yo hago ¡Hola! Qué duda cabe de que el futuro es Internet, pero no tanto como para que desaparezca el papel y ¡Hola!, una revista gráfica, amena y de interés humano, menos. Los periódicos lo tienen más difícil en papel, pero esta revista la tienes que tener en la mano, ver el colorido, ver el zapato, el peinado, llevártela al sofá de tu casa. Como decía un mexicano: «A mí, de ¡Hola!, lo que me gusta es el color y el 'brillor'». Los años que vienen no serán de una gran expansión, pero estas publicaciones no desaparecerán.
XL. ¿Y cómo lleva las críticas a la prensa del corazón, sobre todo las de la llamada o autoconsiderada 'prensa seria'?
E.S.J. Eso es una cruz que hemos tenido siempre, pero ahora ya se han quitado todos la careta. Están todos en la prensa del corazón. Ya no hay periódico que no introduzca información del corazón, que no la regale... ¡ahora resulta que somos la panacea! La prensa del corazón se ha convertido en la niña bonita del periodismo, porque, evidentemente, atrae al lector. Corazón somos todos. [Risas] Sí, creo que nos merecíamos un mejor trato. No sólo ¡Hola!, sino el sector, sobre todo el veterano.
XL. Sobre su mesa hay fotos de Penélope Cruz en Cannes. ¿Publicará la exclusiva de la boda de Penélope y Bardem?
E.S.J. Si hubiese boda, lo intentaríamos con todos los medios, pero son dos personas… difíciles. Que conste que yo no tengo queja. Con Penélope tengo mayor contacto que con él y hemos hecho muy buenos temas de ella, pero yo comprendo que hay que dejar a la gente. Si no quiere salir, ¡que no salga! Habrá otro que quiera salir. A nosotros no nos va a solucionar la vida nadie. Tendrás un éxito momentáneo, venderás más una semana... muy bien, pero a la semana siguiente hay otra cosa. A veces los personajes exageran porque hay tanta nube de periodistas, fotógrafos... si no es para tanto. Esa insistencia, además, crea una mala imagen de la profesión.
XL. Veo que no utiliza ordenador...
E.S.J. Pero no es que tenga nada en contra de la informática ni nada de eso. Es que no he encontrado tiempo. Y eso que el otro día mi hijo me enseñó una cosa, ¿cómo se llama?, eso, un iPhone, y pensé: «Jo, algo así hay que tenerlo».
XL. Pues cómpreselo...
E.S.J. Yo es que estoy mal acostumbrado. Yo no llevo nada encima. Ni móvil ni dinero ni gafas... nada. Y creo que, a mi edad, voy a seguir así.
XL. ¿A qué dedica el tiempo libre el director de ¡Hola!?
E.S.J. Me gusta jugar al tenis. A pesar de mis años, juego tres días a la semana y me gusta muchísimo la naturaleza y todo lo que la rodea, de ahí también mi afición a la fotografía. Tengo la suerte de vivir en un lugar de una naturaleza excepcional [se refiere a su finca entre Burgos y Palencia]. Tengo una doble vida: soy ingeniero agrónomo [lo estudió antes que periodismo] y eso me llevó a tener una gran afición por la agricultura. De viernes a domingo estoy viendo maíces. De verdad, cuando no estoy haciendo ¡Hola!, estoy trabajando en el campo. Me entusiasma.
Las portadas que marcaron una época
1944: semanario de amenidades
¡Hola! nació el 2 de septiembre de 1944 en Barcelona. Creada por Antonio Sánchez, director de La Prensa, y su mujer, Mercedes Junco. Los primeros números llevaban en portada una ilustración. Se distribuyeron 14.000 ejemplares, costaba dos pesetas y tenía 20 páginas.
1946: las primeras fotos
En el número seis publicaron la primera foto en portada, porque eran más baratas que las ilustraciones. El éxito de ventas fue determinante. La cabecera ¡Hola! es idea de un colaborador y amigo de Sánchez, José Antonio Irurozqui, quien la registró. Se la compró meses después por 10.000 pesetas.
1959: la gran cobertura
El primer récord de difusión de ¡Hola! fue el Congreso Eucarístico de Barcelona en 1952: 200.000 ejemplares, pero su primera gran cobertura fue la boda de Fabiola con el rey Balduino de Bélgica. Poco después deciden trasladar la revista a Madrid y se empieza a imprimir en color.
1977: todo tiene un precio
El hijo de Massiel es el primer niño por el que se pagó antes de nacer. Dos meses después, ¡Hola! compraría por primera vez una exclusiva directamente al famoso. Fue Jimmy Giménez Arnau (que se casaba con Merry Martínez Bordiú). El precio: un millón de pesetas.
1979: los políticos quieren salir
En plena Transición, los políticos comprendieron la importancia de aparecer en la revista. A pesar de las iniciales reticencias de Sánchez, Suárez apareció en sus portadas casi tanto como Julio Iglesias y fueron grandes amigos. Felipe González sería portada años después.
1982: ante la duda, Carolina
Carolina de Mónaco ha salido 101 veces en portada de ¡Hola! «Aquí teníamos un dicho: 'ante la duda, Carolina'», cuenta Sánchez Junco. El editor lamenta que desde que se casó con Ernesto de Hannover no se prodigue tanto en los medios. «Él no entiende esto de la misma manera.»
1984: la entrevista más esperada
La primera entrevista de Isabel Pantoja tras enviudar fue en su momento una gran exclusiva por la que dicen que ¡Hola! pagó 30 millones de pesetas. «Sí, hombre –dice Sánchez Junco–, pero eso ahora se queda ridículo. Entonces era una gran cantidad, pero para lo que hay hoy…»
1997: la embajadora de '¡Hola!'
En junio de 1988 se lanzó la versión inglesa, Hello! Frente a ella surgió OK! y una lucha encarnizada por las exclusivas. Diana siempre apostó por Hello! y la revista supo agradecérselo. «No es una joint venture o una franquicia –aclara el director–. Hello! la hacemos aquí.»
2001: las excepciones a la regla
Sólo dos números no han llevado una persona en portada. Uno es el del ataque contra las Torres Gemelas por el impacto de la noticia, absoluta excepción en la línea de la revista. El otro, en 2003, la casa de Punta Cana de Julio Iglesias, un icono de ¡Hola! que no necesitaba presentación.
2004: el número más vendido
La boda del Príncipe Felipe y Doña Letizia es el número más vendido: dos millones de ejemplares «y no vendimos más porque había que parar y editar otro número», dice el director. El siguiente es la boda de la Infanta Cristina y el siguiente, la de la Infanta Elena.
2007: el 'glamour' no se acaba
«Yo tendré más portadas en ¡Hola! que tú», le espetó Isabel a Julio al separarse. Y lo ha conseguido. La de su casa con Boyer, en 1993, fue su mayor éxito. Ahora toman el relevo sus hijas Tamara y Ana, en las que Sánchez Junco tiene gran esperanza: «El glamour no se acaba nunca. Por eso llevamos 65 años».
2008: la exclusiva más cara
«Los hijos gemelos de Brad Pitt y Angelina Jolie es la exclusiva más cara que he pagado», afirma el director. Y no porque aporte unas ventas en correspondencia. «Pero hay cosas que tienes que hacer porque eres un producto mundial. Es imagen y fuerza editorial y hay que echar el resto.»