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Simbolo nurgle

Marca de Nurgle

Nurgle es uno de los cuatro grandes Poderes Ruinosos. Se le conoce con muchos títulos: Señor de Todo, Maestro de la Certeza, Pastor del Destino, Señor de las Moscas, Gran Corruptor, Amo de la Pestilencia y Señor de la Putrefacción (traducción de su nombre en la Lengua Oscura, Nurgh-leth), y representa la morbidez, la enfermedad y la corrupción física.

Visión general[]

Todos los Dioses del Caos son la manifestación de las esperanzas, miedos y otras emociones fuertes y conceptos generados por las razas mortales. En el caso de Nurgle, la fuente de su poder es el miedo de los vivos a la muerte y a la enfermedad; y su respuesta inconsciente a ese miedo, el "poder de la vida", el motor de la Humanidad y otras razas. De los cuatro Dioses del Caos, se dice que Nurgle es el que más se implica en el sufrimiento de los mortales. Aquellos afligidos por sus enfermedades a menudo se entregan a su servicio para escapar del dolor, con la esperanza de poder sobreponerse a este, y esta esperanza es otra de las emociones que alimentan al Dios.

Sin embargo, la visión del Dios de las Plagas como uno que solo reina sobre la podredumbre y la enfermedad es simplista. Nada en la Galaxia está libre de la decadencia, ni las civilizaciones, ni los planetas, ni siquiera el Emperador en su Trono Dorado. Por esto, Nurgle también puede ser visto como el Señor de Todo, pues todas las cosas, sin importar su aparente solidez o perdurabilidad, están sujetas a la degradación física:

"En verdad, el propio proceso de construcción y creación vaticina la destrucción y la corrupción. El palacio de hoy es la ruina de mañana, la doncella del alba es la vieja del anochecer, y la esperanza de un momento no es más que el cimiento del arrepentimiento eterno."

Anónimo

Del mismo modo, la muerte siempre sirve para que la vida vuelva a resurgir. De un animal en podredumbre se alimentarán insectos y hongos. Estos, a su vez, servirán de alimento a otros seres que morirán en algún momento, dando así lugar a un ciclo de muerte y vida, de decaimiento y resurrección. Incluso, de manera menos literal, cuando la aventura de un Comerciante Independiente termina, este debe buscar nuevas empresas. El final no es sino otro inicio, y Nurgle ofrece de ambos en abundancia. El dios maneja un ciclo sin fin, esperanzador pero horrendo, inescapable y eterno.

Incluso la propia existencia del Emperador es prueba de la grandeza e inevitabilidad de Nurgle, pues el cuerpo y las almas de miles de psíquicos se consumen cada día para alimentar el cadáver decadente en el que se ha convertido el Señor de la Humanidad. Es una batalla perdida, pero la cantidad de carne que se consume con la esperanza del Imperio en su supervivencia es muestra del poder que posee esta emoción. La esperanza y la carne son la moneda de su reino.

Así pues, la esfera de Nurgle abarca varios aspectos, aparentemente duales y contrarios, pero que funcionan juntos: la muerte y la decadencia, especialmente en aquellos aspectos que tienen que ver con la enfermedad o el inexorable paso del tiempo; pero también la promesa de resurgimiento, de que aquellos que sobrevivan o surjan tras la decadencia serán mejores; y, por último, la esperanza, tanto de sobrevivir a la enfermedad como de alcanzar este resurgimiento.

El Dios podría, simplemente, sentarse y esperar a que el universo se sumiese en la entropía y desapareciese por la propia acción del tiempo. Sin embargo, no desea solo esperar, pues tiene demasiada energía y siente demasiado entusiasmo como para estar ocioso. Desde su reino elabora contagios, tanto enfermedades físicas como ideas virulentas, que sus sirvientes se encargan de expandir por la Galaxia. No solo no le molesta la resistencia, si no que la acepta con brazos abiertos, porque cuantas más defensas se levanten contra sus enfermedades, mejor aprende a luchar contra ellas, creando nuevos patógenos más poderosos. Cada victoria de sus enemigos es pírrica, pues Nurgle siempre volverá más fuerte.

Con todo, y al contrario de los otros Dioses del Caos, las acciones de Nurgle parecen armoniosas, e incluso cariñosas. Su deseo es llevar al universo hacia su final acabando con los cimientos de la realidad como una enfermedad acaba con el cuerpo del infectado, pero no por inquina, sino para que de sus restos surja una nueva realidad, gobernada por Nurgle y los suyos, que sea mejor que la actual.

En general, Nurgle se diferencia bastante del resto de sus hermanos, tanto en su carácter como en sus atributos, pues es un dios jovial y protector, que se preocupa más por sus campeones y sirvientes que el resto de dioses, y es mucho más consciente de la dualidad de su existencia que el resto de ellos. El Dios de la Plaga considera que los planes de sus hermanos son fantasías egoístas sin ningún sentido, puesto que considera que no hay un final para el universo, sino que todo es parte del ciclo, y esto le separa de sus hermanos, pues ellos solo desean acabar con la realidad. Aunque Khorne y Slaanesh consideran esto como excentricidades de su hermano, el mayor enemigo entre los Dioses de Nurgle es Tzeentch, el Señor del Cambio, porque sus poderes provienen de fuentes opuestas. Tzeentch representa la esperanza y la ambición, el deseo de crear un cambio que afecte al statu quo, mientras que Nurgle es la desesperación absoluta, así como también la esperanza en el mantenimiento del ciclo natural de vida y muerte. Aunque Nurgle sabe que el camino seguirá pese a los planes de Tzeentch, estos son igualmente molestos, una de las pocas cosas que pueden oscurecer su sonrisa.

El culto a Nurgle[]

Estandarte de Nurgle

La iglesia del Señor de las Moscas siempre está abierta a todos.

La vida en cualquier parte de la Galaxia es dura, miserable y llena de desesperación y sufrimiento. El servicio al Emperador o a una criatura arcana e inconcebible está vacío de significado, y millones viven y mueren cada día sin ningún objetivo más que el de sobrevivir y entregar para que los que vengan después se alcen en sus tumbas. Para aquellos que abrazan los regalos de Nurgle, la esperanza eterna es la recompensa definitiva. El Dios, por su parte, solo pide de los mortales que deseen vivir por encima de cualquier cosa, y estén dispuestos a hacer lo que sea para conseguirlo. Nurgle siempre se preocupa por todos, y a menudo sus adoradores le llaman Abuelo Nurgle, Padre Nurgle o Papá Nurgle, debido a su paternal naturaleza.

Para muchos, la esperanza y la resistencia que Nurgle otorga es atractiva, como escapatoria a una enfermedad incurable, una malformación de nacimiento u otras situaciones desesperadas. Sin embargo, el afecto del Padre de Plagas hacia la podredumbre y la enfermedad aleja a muchos de su verdad. Cuando la piel de un bebé se vuelve verdosa y sus ojos lechosos, o cuando la herida de un compañero de batalla se infecta y acaba con su vida, muchos maldicen al Señor de las Moscas, pues es difícil para los mortales aceptar que el que una extremidad se les pudra, o sus entrañas se escapen de su interior, sea una bendición.

Sin embargo, lo es. A lo largo de su vida, los mortales sufren heridas, enferman y envejecen. Es imposible escapar del deterioro, pero los mortales lo siguen intentando, con la esperanza de alcanzar la grandeza, de llegar a mejores tiempos. El Señor de las Plagas puede ayudarles, dándoles la fuerza necesaria. Lo que puede parecer una maldición, una extremidad putrefacta, es en realidad una parte del cuerpo que ya no siente el dolor. Cuando Nurgle contagia a un mortal, impide que otras enfermedades afecten a su cuerpo. Los más benditos de entre sus servidores tienen cuerpos hinchados y putrefactos, pero no mueren por sus enfermedades, y sus nuevos cuerpos resisten heridas fatales, pues no sienten el dolor. Esta es la primera lección de Nurgle: la decadencia es inevitable, pero también gloriosa y, si son capaces de hacer las paces con el sufrimiento, este dejará de doler.

Sin embargo, todos los adoradores de Nurgle deben morir, pues esta es la naturaleza de los mortales. En esto, también, la adoración de Nurgle ofrece confort a sus seguidores, pues comprendiendo cómo funciona el universo, y la promesa de que el ciclo continuará tras su muerte, Nurgle ofrece tranquilidad ante el olvido. Además, estas enseñanzas muestran que, dado que el futuro es inevitable, el presente debe ser disfrutado, y por esto muchos adoradores del Dios de la Plaga muestran un carácter jovial.

Los adoradores de Nurgle a menudo se enzarzan en complejas intrigas políticas contra los de Tzeentch, intentando siempre entorpecer sus planes de cambio con recalcitrantes conservacionismos y pueblerinos intereses personales. Su influencia a menudo logra frustrar los proyectos de Tzeentch, sabiendo que todo lo que sobreviva a la caída en la entropía pasa a ser suyo.

Representaciones del Dios[]

Caos dios del caos nurgle

Nurgle, Dios del Caos

Pese a que los Dioses no tienen un aspecto físico definido, pues son creaciones de la Disformidad creados de las emociones de las razas mortales, lo que se podría entender como el aspecto de Nurgle es descrito en los mitos de la Galaxia como un ser gigantesco e hinchado de corrupción, con un pellejo correoso y necrótico de horrible color, con pústulas y úlceras abiertas en su cuerpo. Bajo sus uñas, se remueven gusanos y otros carroñeros, depositando sus huevos.

Nurgle y sus Daemons, en contraste con su apariencia pútrida, poseen una actitud jovial y amistosa. Parece imposible que un ser tan grotesco pueda estar lleno de tanta alegría y sentir tanta preocupación sobre los seres de la Galaxia, e intentar juntar ambas realidades del Dios puede llevar a muchos mortales a perder la cordura.

La runa de Nurgle está compuesta por tres círculos, colocados en formación triangular. Además, y a diferencia de los demás Dioses, a Nurgle también se le representa y rinde culto con el símbolo de la mosca, insecto siempre relacionado con las enfermedades, la putrefacción y la carroña.

Sus seguidores tienen preferencia por el color verde, así como el gris o el blanco, por su asociación con la enfermedad y la podredumbre, y este color está presente en sus armaduras y estandartes, así como en las representaciones del Dios.

Al igual que sus hermanos, Nurgle también tiene su número sagrado. Sin embargo, de nuevo, al dios se le relaciona con dos números diferentes: el número más tradicional es el número siete, pero el número tres tiene casi tanto significado ritual, pues el símbolo trilobulado de su dios está siempre formado por tres orbes. Dentro de los Dioses del Caos, la numerología tiene especial importancia dentro del culto de Nurgle, y su afinidad por estos números se refleja fuertemente en la organización de sus legiones, tanto mortales como inmortales. Sus legiones demoníacas están acompañadas de Escribanos y sus ejércitos mortales de Cuentaplagas y otros sacerdotes dedicados a contar las enfermedades que sus legiones causan. Sus adoradores y sirvientes reconocen y reverencian los números sagrado, usándolo en sus rituales de invocación o para lanzar sus hechizos, y esta obsesión llega hasta el punto de que muchos sirvientes de Nurgle no tomarán un curso de acción si los números no lo permiten, o si la cuenta está mal hecha.

Daemons[]

Los Daemons de Nurgle tienen una apariencia pútrida y enfermiza. Su piel está llena del febril calor de la corrupción, sus entrañas se escapan por las lesiones de su pellejo, y sus cuerpos rezuman una baba putrefacta. Sin embargo, a menudo son seres animosos y alegres que muestran una actitud extrañamente amistosa, mostrando jovialidad en su labor y un gran orgullo por sus logros.

Suelen mostrar una extraña alegría y disfrute por la pestilencia que inflige, viendo las plagas como regalos y los gritos de sus víctimas como gratitud más que como agonía y sufrimiento. Por ejemplo, en el Mundo Daemónico de Bubonicus, infinita cadena de enloquecidos adoradores rodean el ecuador del planeta en una danza sin fin. Al contrario que los daemons de otros dioses, los de Nurgle son plenamente conscientes de su parte en el plan de su señor, y son felices de cumplir con su parte.

  • Grandes Inmundicias - Son los Grandes Daemons de Nurgle, enormes e hinchados portadores de enfermedad, que a menudo llevan un arma conocida como Espada de Plaga a la batalla. Se dice que estas inmensas y oxidadas hojas son sumergidas en el horrible e infecto pus de la base del trono de Nurgle. Las Grandes Inmundicias se distinguen de los Grandes Daemons de los otros Dioses en que, mientras que estos son simplemente siervos increíblemente poderosos, aquellas son copias idénticas del propio Nurgle, tanto en la forma física como en la personalidad. En otras palabras, cada Gran Inmundicia es al mismo tiempo Nurgle. Así, sus seguidores a menudo las llaman "Papá", "Nurgle" o "Padre Nurgle". A pesar de su aspecto totalmente hinchado y putrefacto, su carácter nunca es oscuro ni mórbido. De hecho, es todo lo contrario, y se mueven por todos los entusiasmos triviales que mueven a los vivos. Son gregarios e incluso sentimentales, y tienen un gran aprecio por sus seguidores, llegando hasta a llamarlos sus "Hijos" y enorgulleciéndose claramente por su aspecto y su actitud.
  • Portadores de Plaga - Son los Daemons comunes de Nurgle, y poseen una apariencia vagamente humana con un único ojo ardiente. Suelen ser llamados los "Contadores de Nurgle", pues siempre intentan contar todas las enfermedades, y representan la necesidad de la Humanidad de imponer orden en un universo caótico e inmisericorde. Un simple arañazo provocado por sus oxidadas espadas es suficiente para provocar una plaga que envía al infectado al reino de Nurgle. Tienen habilidades especiales de combate que les permiten herir a los enemigos sin importar lo duros que sean, e infectarlos con la Putrefacción de Nurgle.
  • Zánganos de Plaga - Los Portadores de Plaga de alto rango son conocidos entre las legiones de Daemons como Zánganos de Plaga, un título que expresa una humildad digna de elogio. Estos supervisores del reino de Nurgle aparecen en el espacio real montados sobre Moscas de Putrefacción, unos colosales insectos daemónicos cuya apariencia es tan repugnante que deja cicatriz en la mente.
  • Nurgletes - Son los sirvientes daemónicos de Nurgle. Parecen representaciones en miniatura de Nurgle, con rostros amistosos y maliciosos. Son gregarios, ágiles y constantemente activos. Atacan al enemigo en grandes oleadas, aplastándolo por su superioridad numérica. Suelen ser vistos siguiendo a los Campeones de Nurgle o reunidos en hordas alrededor de las Grandes Inmundicias. Cuando atacan, usan sus garras infectadas con plagas y enfermedades, para derribar a los enemigos más grandes y entonces usar sus mordiscos venenosos.
  • Bestias de Nurgle - Son criaturas enormes y felices parecidas a babosas, que se arrastran por el campo de batalla dejando tras de sí un rastro de babas. Encarnan la generosa excitación del Señor de las Plagas, y muestran una naturaleza amistosa totalmente opuesta a las letales consecuencias de su avance.

Ingenios Daemónicos[]

Un Ingenio Daemónico es un vehículo en parte tecnológico y en parte daemónico. Aquellos dedicados a Nurgle incluyen:

Fuerzas dedicadas a Nurgle[]

Marines Espaciales del Caos[]

Renegados y Cultos[]

Siervos destacados[]

  • Scabeiathrax - Una de las Grandes Inmundicias más poderosas.
  • Ku'Gath - Una poderosa Gran Inmundicia.
  • Ignatius Grulgor - Príncipe Daemon, vivo desde los tiempos de La herejía de Horus.
  • Rotigus - Una de las Grandes Inmundicias favoritas de Nurgle.

El Jardín de Nurgle[]

Caos Jardin de Nurgle

Jardín de Nurgle

El Jardín de Nurgle es el reino de Nurgle en el interior de la Disformidad, pero no es un jardín al uso, sino que este nombre es el que le han dado los mortales, intentando dar sentido al reino del Dios. Este malsano dominio es el hogar de todas las enfermedades y sufrimientos imaginables, y está cubierto por el hedor de la podredumbre. Este "jardín" no es un desierto yermo, sino un macabro paraíso de muerte y pestilencia. Una espesa capa de zumbantes enjambres de moscas negras y peludas mancha el cielo, y ramas retorcidas y pútridas enredadas con lianas cubren el mohoso suelo, bajo una capa de hojas infestadas de insectos. Hongos, tanto normales como extraordinarios, sobresalen sobre la hojarasca y el mantillo del suelo del bosque, escupiendo viles nubes de esporas. Ríos de barro se arrastran por el abotargado paisaje.

También está lleno de vida no vegetal. Los Portadores de Plaga caminan por el Jardín, cuidándolo y plantando nuevas plantas. Las Bestias de Nurgle vagan aplastando plantas, lanzando sus restos violentamente hacia el aire, que cae sobre las alas de las moscas de Nurgle, ralentizándolas y volviéndolas presa fácil para otras criaturas, que a su vez se contagian de las enfermedades portadas por las moscas, vomitando y explotando en lluvias de carne, que dará lugar a nueva vida.

Aunque es un Dios del Caos, Nurgle siente la necesidad de mantener el orden en su jardín, controlando a sus creaciones y experimentos. Uno de sus primeros demonios, Horticulous Slimux, tiene como misión controlar el Jardín, así como expandirlo. El Dios, al contrario que sus hermanos, ama su reino y disfruta de pasear por el Jardín, manteniéndose en contacto con su reino.

Como todo lo que tiene que ver con la Disformidad, el Jardín de Nurgle no tiene nada que ver con un jardín mundano. Un visitante no puede caminar por el Jardín a placer, sino que experimenta lo que es necesario que experimente. El Abuelo ofrece a todos sus visitantes muchas maneras de explorar y apreciar su reino, incluso de formar parte de él. Ya sea paseando entre árboles hechos con la carne de Eldars, o por campos de los que brotan lenguas enfermas, es imposible predecir qué le espera a uno en el Jardín.

Cuando el poder de Nurgle crece, el Jardín florece, extendiéndose por las tierras de los demás Dioses del Caos. Los enemigos de Nurgle contraatacan, y los Portadores de Plaga toman las armas para defenderlo. Aunque el Jardín volverá a retroceder, se habrá alimentado bien de la esencia de los que cayeron en esas guerras, y descansará hasta que esté listo para florecer de nuevo.

Territorios conocidos del Reino de Nurgle[]

El Jardín es un reino en constante cambio, donde muchas áreas existen solo temporalmente, destruidas una vez el experimento que se realizaba en ellas está cumplido, o regaladas a una Gran Inmundicia por sus logros, como fueron los Jardines Colgantes de Thush'Bolg. La mayoría de territorios del Reino cambian según una pandemia aumenta y desciende en número de infectados. No obstante, las leyendas sugieren que hay algunos aspectos de este fétido reino que se mantienen relativamente constantes.

La Mansión de Nurgle, de vigas podridas y paredes rotas, se encuentra en el centro del jardín, decrépita y antigua, pero a pesar de todo eternamente fuerte en los cimientos. Es a la vez un lugar de muerte y de vida, imposiblemente ruinoso pero irracionalmente cimentado. El interior es enorme, con suelos podridos donde uno puede hundirse hasta los niveles inferiores, enormes escaleras decoradas con alfombras devoradas por las polillas y habitaciones donde Daemons están siempre deseosos de recibir carne fresca. En el ático, Nurgle mantiene un archivo, donde guarda muestras de todas sus enfermedades, catalogadas y contadas una y otras vez por sus Portadores de Plaga.

Es en el interior de estas paredes, en lo más profundo de la Mansión, donde se encuentran las cocinas de Nurgle, donde se encuentra todo ingrediente pestilente imaginable e inimaginable, ordenado y etiquetado en sus baldas, listo para ser utilizado. Aquí, el Dios trabaja en su caldero, un recipiente lo bastante grande como para contener todos los océanos de todos los mundos de la galaxia, donde crea todas sus plagas.

Nurgle mantiene a la Diosa Eldar Isha atrapada en una jaula del jardín, en un rincón de la sala donde guarda el caldero. Al ser una diosa de la curación, Isha puede curarse a sí misma de todas las enfermedades de Nurgle. Nurgle se aprovecha de esto, obligándola a tomar su última creación para ver cuánto le lleva a la diosa superar sus efectos. Si le complace el resultado, libera la nueva plaga sobre algún mundo inocente, si no, vuelve a empezar, trabajando en su caldero hasta que tiene algo nuevo que dar a su "compañera". Mientras está ocupado trabajando, no obstante, Isha se aprovecha de su distracción para susurrar a los mortales cómo librarse de las enfermedades del Señor de la Plaga.

Del jardín alrededor de la Mansión brotan árboles cuyo fruto se pudre nada más florece. Se dice que Nurgle se sienta en una silla gigantesca justo al lado de la puerta principal de la Mansión, donde recibe a sus visitantes, habla con ellos y les guía por la Mansión.

Los Lechos de Muerte se encuentran cerca de la Mansión, y es uno de los lugares que el Dios más visita. Este lugar tiene dos funciones, pues aquí están atrapados en el cieno los visitantes perdidos e invasores derrotados, listos para ser utilizados en algún experimento, pero también es donde Nurgle puede entretenerse con uno de sus pasatiempos favoritos: escuchar las historias que traen los atrapados. Aquellos que le entretengan lo suficiente serán rescatados por el Dios y llevados a la Mansión, donde tienen el honor de ser recipientes para las últimas creaciones del Abuelo, antes de que este les abrace y mande de vuelta a su lugar de origen.

Los Plagapatios son el campo de prueba de las enfermedades del Dios, que cambian para ajustarse a las necesidades y particularidades de cada enfermedad. Si está trabajando en una enfermedad de la piel, por ejemplo, los llena de Zarzas Clavagarras y manda al sujeto de pruebas, que tiene que escapar corriendo de una Bestia de Nurgle. Si el sujeto grita de dolor por las zarzas, el Dios sabe que conserva el tacto en la piel, y por lo tanto la enfermedad aún necesita refinamiento.

Uno de los lugares más tétricos del Reino son los Campos de Lirios Campanamuerte, donde florecen estas flores y repican como una campana cada vez que alguien muere debido a la acción de una enfermedad de Nurgle. Este campo está constantemente inundado de sonido.

Hay otros lugares como este, como el Morabusium, donde crecen valiosas plantas tóxicas; el Arboreto Latigaestiercol, donde excrementos refinados cuelgan de las ramas de los árboles como lianas; y muchos otros, donde Nurgle puede adquirir los ingredientes que necesita para sus creaciones.

Etimología[]

La inspiración para Nurgle proviene del dios babilonio llamado Nergal.

Fuentes[]

  • Realm of Chaos: The Lost and the Damned.
  • Codex: Marines Espaciales del Caos (2º de la 3ª Edición).
  • Codex: Guardia de la Muerte (8ª y 9ª Edición).
  • Codex: Demonios del Caos (5ª y 8ª Edición).
  • Imperial Armour VII.
  • White Dwarf 121 (Edición inglesa).
  • Black Crusade: The Tome of Decay (juego de rol), págs. 6 - 20.
  • The Lords of Silence, de Chris Wraight.
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